martes, 3 de julio de 2018

Por qué no estamos de acuerdo con la firma del AENC


Por qué no estamos de acuerdo con la firma del AENC



Los máximos órganos confederales de UGT y CCOO han aprobado un nuevo acuerdo de negociación colectiva con las patronales. Un acuerdo con el cual, según algún medio de prensa, se “pone fin a una era de ajustes salariales”. Según nos dicen quienes defienden el acuerdo, el AENC abre grandes oportunidades para recuperar los salarios que nos han ido recortando con la excusa de la crisis, y apoyándose en las reformas laborales.



Pero el acuerdo en sí no garantiza nada y, sin embargo, supone importantes concesiones de los sindicatos a las tesis que siempre ha venido defendiendo la Patronal. El contenido del acuerdo no es otra cosa que una declaración de intenciones, pues no compromete ni a los sindicatos ni a las empresas o las patronales, en el caso de convenios sectoriales, a su cumplimiento. 

Además, el acuerdo se ha firmado sin ningún debate de la afiliación o de los delegados y delegadas de los sindicatos, rompiendo una vez más las promesas de participación en las decisiones importantes.




Vamos a analizar algunas cuestiones del acuerdo.



Subida salarial: estará “en torno al 2%”. Ahora bien, el incremento del IPC acumulado en lo que va del año 2018, ya ha alcanzado el 2%, y el interanual de Mayo lo supera, situándose en el 2,1%. Es decir, que por el momento, en lugar de recuperar algo de poder adquisitivo, se aceptaría una nueva pérdida del mismo.



1% adicional: Al 2% básico se sumaría hasta un 1% adicional, de carácter variable. Ahora bien, este 1% no está garantizado, sino que habrá que verlo en cada convenio, donde, según el texto del acuerdo, se vincularía a cuestiones como productividad y absentismo, que supondrán en todo caso, un esfuerzo adicional de las personas asalariadas, y de los resultados, se supone que empresariales, sobre los que nunca tenemos control alguno.



Cláusula de revisión: Esta cláusula tradicional de los convenios colectivos tiene por objetivo garantizar el mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios. De ahí que se haya vinculado siempre al IPC, que mide la subida de los precios. En este AENC se remite la posibilidad de que existan cláusulas de revisión al ámbito de cada convenio colectivo (por tanto, puede haberlas o no), y se renuncia a la reivindicación sindical de que estén vinculadas al IPC, renunciando a una cuestión que hasta ahora para los sindicatos era de principios. En lugar del IPC se abre la puerta a otros indicadores, que desconocemos. ¿Debe condicionarse el mantenimiento del poder adquisitivo a la subida del PIB, a la subida de las materias primas, al absentismo, a la productividad o a los beneficios empresariales? Las confederaciones no deberían haber renunciado a que la referencia fuera el IPC real, para aceptar las tesis de la derecha política y económica de vincular los salarios no a las necesidades vitales de las personas trabajadoras sino a magnitudes macroeconómicas alejadas de la vida real de las familias trabajadoras.



Salario mínimo de convenio: este apartado se presenta como uno de los “grandes logros” del acuerdo, al establecerse en 14.000 euros, o sea un mínimo mensual de 1.000 euros por 14 pagas. Ahora bien, no constituye una obligación para las partes. La Patronal, en cada convenio, puede o no estar de acuerdo. Y hay convenios en los que llegar a los 14.000 euros supondría subidas del 20% o incluso más. ¿Van a aceptar ahora unas patronales que hasta ayer peleaban en las negociaciones del correspondiente convenio por subir como mucho el 1% unas subidas del 20%? De modo que todo queda en el aire.



Ultraactividad: El acuerdo establece tan sólo que el texto del convenio seguirá vigente mientras duren las negociaciones para su renovación. Por tanto, basta con que la Patronal decida dar por rotas o por terminadas sin acuerdo las negociaciones para que el convenio decaiga si se han cumplido los plazos establecidos en la Reforma Laboral. Nada se dice de plantear al gobierno la recuperación de la ultraactividad de los convenios, lo que exigiría la derogación de las dos últimas reformas laborales.



Mutuas: Entre las cuestiones que las partes plantean discutir con el gobierno se plantea un debate sobre las Mutuas patronales, orientado a reducir el “absentismo”. ¿Cómo es que los sindicatos admiten entrar a hablar de esta cuestión, reivindicada por los empresarios, y no de otras cuestiones, tales como la actitud sistemática de las mutuas de negar la causa laboral de las enfermedades o accidentes de los trabajadores y trabajadoras, o la intervención –a juicio de muchos trabajadores, injustificable- de las mutuas en las ITs por contingencias comunes, etc. etc.?



A nuestro juicio, el contenido del Acuerdo no responde a las demandas de los trabajadores de recuperar poder adquisitivo perdido, de acabar con años de devaluación salarial. Tampoco responde ni es consecuente con lo que nuestros sindicatos han explicado a los trabajadores en los últimos meses acerca de la necesidad de movilizarse con el objetivo de redistribuir los enormes beneficios obtenidos por los empresarios.



Por todo lo expuesto, el IV Acuerdo no debería ratificarse, y debería replantearse su firma. Hay que retomar la vía de la movilización, la única que ha hecho posible, por ejemplo, hacer retroceder al anterior gobierno en su pretensión de aumentar las pensiones por debajo del IPC. Es la vía que también nos permitirá avanzar, también con el nuevo gobierno.



Contribución, a título personal, de Luis González, militante de CCOO, Pablo García Cano, militante de CCOO, Rafa Aguilera, militante UGT, J. A. Pozo, militante UGT.

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